Por Daniel de Malas / danieldemalas@swingcompleto.com
El colega Modesto Agüero aparentemente no conocía la máxima de los supersticiosos donde nunca se dicen los outs que faltan para acabar el juego hasta que no se está en el noveno episodio. Modesto anunció (cito): “Estamos a cuatro outs de estar en San Francisco”, justo cuando venía a batear Andrelton Simmons y ahí mismo se rescribió la historia, mejor dicho, ahí mismo se repitió la historia. El Clásico Mundial 2013 fue historia para Cuba, historia recortada.
Tres racimos de dos carreras generaron ambos conjuntos y siempre con uno de ellos empatando, las dos primera veces Cuba, en el cuarto y quinto episodio, a la vez que Holanda igualó en el octavo con el mencionado vuelacercas de su torpedero. La única entrada con anotación impar fue la novena, donde Andrew Jones anotó, tras largo fly de sacrificio de Kalian Sams y dejó tendidos a los cubanos en la grama. El partido sin dudas fue un rompecorazones, aunque en esta oportunidad ambos managers equivocaron algunos conceptos.
Lo peor del juego fueron, por Cuba, las dos malas jugadas de Yulieski Gurriel en tercera base, al igual que el corring de segunda a home que no hizo en la parte alta del inning final, sumado a que Víctor Mesa tenía mentalmente eliminados varios tiradores para este juego y eso le cobró factura, pues entre que Freddy Asiel y Betancourt no podían pitchear por lanzamientos, que a Odrisamer, Alexander, Pedroso, Leandro e Ismel (a quien no iba a traer de relevo) los había descartado él mismo, Cuba llegó al noveno sin nombres lógicos para subirse a la lomita. Para colmo a Raisel Iglesias lo sustituye después de permitir un flysito inofensivo detrás del segunda base, con el cuadro jugando para dobleplay. Las locuras ese día, si pasaron la cuenta.
Los holandeses por su parte tuvieron una súper pifia (que terminó siendo doblete de dos carreras) en el center field, insistieron mucho con el robo de base en vez de tocar en el séptimo y dejaron a Shairon Martis mucho tiempo, no obstante Holanda jugó con los santos en su contra (dos lesiones de jugadores importantes sin que nadie los tocara) y aun así logró ser mejor. Víctor Mesa dijo a la prensa tras la primera derrota contra Holanda (cito): “No creo que ellos sean un buen equipo de beisbol…si hubiéramos producido 4 o 5 carreras hubiéramos ganado”. Víctor, el equipo de beisbol que no es bueno, te acaba de romper la promesa de llegar a San Francisco.
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Más allá de las deficiencias estratégicas que tuvo el encuentro, este fue indiscutiblemente un juego digno de ver.
Nuevamente Holanda es victimario de Cuba en el beisbol (asumo que también en el futbol, aunque no se ha dado la oportunidad) y hace caso omiso a las probabilidades, dejando así, y por segundo Clásico consecutivo, a los de la mayor de las Antillas en la segunda ronda del evento (en el 2009 quien nos eliminó fue Japón, y en ambas versiones nuestro castigador nos ganó par de veces en la fase dos).
Holanda ha crecido enormemente como equipo, no solo por vencer a Cuba o por los campeonatos europeos que ha llegado a pasear, sino porque ha sabido aprender de pelota y ahora es un contendiente de importancia en el béisbol mundial actual, cosa impensable hace 15 años.
Quisiera pedirle a la afición que aplaudan a cada uno de los peloteros cubanos, que, aunque vuelven sin cumplir con el sueño de llegar a San Francisco, lucieron un equipo enorme, muy poderoso (ofensivamente hablando), incansable y batallador, donde creo que todos vimos varias semillas que ya han germinado prometiendo excelente futuro.
El resultado global para Cuba se me antoja lógico, (de hecho, en esta etapa fue donde más votos logró la encuesta de mi blog sobre el avance de la isla, 34 %, además de un 13 que predijo que terminaríamos en la primera ronda, o sea el 47% no creyó que Cuba avanzaba más allá de los que hizo) y prometo un trabajo posterior sobre el resultado de nuestro equipo en el Clásico Mundial.
El milagro no se dio, sin embargo, esto no sorprende a la inmensa mayoría, el Clásico Mundial es historia para Cuba, pero teniendo en cuenta que somos el único país del evento sin jugadores en otras ligas (o peloteros de otros países jugando en la nuestra) pienso que debemos asumir la derrota con naturalidad y darnos cuenta que no podemos aspirar a más, siempre que no hagamos más. La japonización no llegó (era imposible) y las deudas de la Federación con su deporte son muchas para creer que el milagro vencería a la lógica.
Sin más por ahora,
Daniel de Malas Andreu.