INMORTALES del Beisbol Cubano: Willy Miranda

Por Yasel Porto

El más inmortal de todos los torpederos

Si menciono el nombre de Guillermo Miranda, tal vez muchos piensen que hablo de algún deportista, sobre todo porque mis escritos se relacionan con el deporte. Pero si suprimo nombre y apellido, y solo menciono su sobrenombre, que más bien es la traducción del inglés de Guillermo, o sea, Willy, hasta los que no vivieron la etapa final del profesionalismo en Cuba sabrán que estoy hablando de quien haya sido posiblemente el mejor torpedero en la historia del béisbol cubano.

Inicios

Este magistral paracortos, que se paraba a batear a las dos menos, nació el 24 de mayo de 1926, en Puerto Padre, actual territorio de Las Tunas y se crió en el poblado holguinero de Velasco, sitios que pertenecían a la antigua provincia de Oriente.

Era un jugador de 5´9 de estatura y 150 libras de peso, que comenzó a los 14 años en torneos juveniles, en La Habana. Después pasó a los Hermanos Maristas.

Eventos Internacionales

Ya en 1946, Willy o Willie, integró el Equipo Cuba que obtuvo el tercer lugar en los Juegos Deportivos Centroamericanos de Barranquilla, Colombia. Ahí pegó ocho hits en siete partidos, la mayoría de ellos ubicado como segundo bateador.

Ganó cinco campeonatos con el Almendares y eso lo hizo participar en las ediciones de 1949 (.000), 1950 (.429), 1954 (.182), 1955 (.188) y 1959 (.316), de las Series del Caribe.

En 16 partidos y 64 veces al bate, conectó 16 hits, para average de .250, con 9 anotadas, 6 impulsadas, 3 dobles y 1 triple.

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Liga Profesional Cubana

Participó en 12 temporadas de la Liga Profesional Cubana. En 1948-1949, hizo su debut con el equipo al que simbolizó entre otras figura, el Almendares (.220), siguiendo con ellos en 1949-1950 (.258), 1950-1951 (.294), 1951-1952 (.231), 1952-1953 (.205), 1953-1954 (.304), 1954-1955 (.226), 1955-1956 (.218), 1956-1957 (.154), 1957-1958 (.246), 1958-1959 (.247) y 1959-1960, alternando entre Habana y Almendares (.176).

En 2 214 veces al bate, conectó 523 hits, para average de .236, con 224 anotadas, 145 impulsadas, 57 dobles, 26 triples, 3 jonrones y 15 bases robadas.

En 1948-1949 fue seleccionado Novato del Año en una campaña en la que contribuyó a la coronación de los azules de Fermín Guerra.

En varias ocasiones resultó electo en el All Stars de su posición, y en la lid 1953-1954 implantó el récord de más sacrificios en toques de bola (17).

Hizo excelente combinación junto a Tony Taylor en la segunda almohadilla. Volaban sobre las bases en los doble plays y sacaban la bola donde solo ellos podían.

Ligas Menores

A la pelota organizada Willy Miranda llegó en 1948, en Ligas Menores, con un team cercano a la ciudad de Dallas, Texas.

En total estuvo en seis campañas en aquel circuito, entre 1948 y 1961, con Sherman-Denison, Chattanooga, Saint Paul y Syracuse, donde en 751 desafíos y 2 596 veces al bate, conectó 631 hits, para average de .243, con 95 dobles, 28 triples, 1 jonrón y slugging de .302, además de .950 en promedio defensivo.

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Grandes Ligas

Se inició el 6 de mayo de 1951 en las Grandes Ligas con Los Senadores de Washington (9-4, .444).

Fue firmado por Washington en 1948, y luego lo cambiaron a los Medias Blancas el 24 de octubre de 1951 por Floyd Baker, pasando el 15 de junio de 1952 a los Carmelitas de San Luis en cambio múltiple, mientras regresaba el día 28 a Chicago.

El 16 de octubre de 1952 lo volvieron a enviar a San Luis junto a Hank Edwards por Tom Byrne y Joe DeMaestri. Arribó a los Yanquis de Nueva York en una de las épocas más doradas en la historia del club, el 12 de junio de 1953.

El 17 de noviembre de 1954 en una transacción gigantesca que involucró 14 peloteros, fue cambiado a los Orioles de Baltimore, donde se despidió el 7 de septiembre de 1959. Fue el primer cubano en vestir el uniforme de los representantes de Maryland. El 19 de octubre del mismo año lo mandaron junto a Bill Lajoie y $ 50.000 dólares a los Dodgers de Los Angeles aunque nunca jugó en el máximo nivel con estos.

Es de los pocos que se dieron el lujo de jugar por la brillantez de su guante.

Calcularon los hits que robaba a los contrarios en una temporada, donde prome­dió para 221, los sumaron y sobrepasó con holgura los 300.

En nueve años de actuación en Las Mayores, participó en 821 desafíos, conectó 413 hits, 50 dobles, 14 triples, 6 jonrones e impulsó 132 carreras. Además, se robó un total de 13 bases y acumuló un average de .221.

En 1956 disparó por única vez dos jonrones y en 1955 sus .255 de average fueron lo mejor que consiguió.

Pero él no estaba para batear, y las maravillas con su guante e inteligencia para defender lo convirtieron en uno de los mejores de toda la liga.

Jugó 768 encuentros como paracortos, 23 en tercera, 12 en segunda y una vez en la inicial, con defensa total de .962.

En 1955 fue el torpedero que más outs sacó (300), el mejor en asistencias (481), en juegos (151), factor rango (5,51), aunque lideró los errores (34). En promedio defensivo en su posición fue cuarto en 1955 (.958), y quinto en 1956 (.962), 1957 (.967) y 1958 (.962). En WAR a la defensa fue cuarto en 1952 (7), y en 1956 fue cuarto en asistencias (436) y tercero en outs (229).

Usó varios números, todos solo una temporada: 16, 49, 34, 38, 1, 20 y 7.

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Manager

Incursionó como director en 1968 en México, pero terminó último con Monterrey (58-82). También lo hizo en 1979 con Panamá, clase AAA, sin lograr un buen resultado (15-36).

Willy

En 1979 fue electo al Salón de la Fama del Béisbol Cubano, con sede en los Estados Unidos.

Falleció en la ciudad de Baltimore, el 7 de septiembre de 1996, por un enfise­ma pulmonar, ya que las vías respiratorias se le afectaron cuando salvó varias vidas en un incendio, y no se pudo recuperar.

En el Juego de las Estrellas de la Serie Nacional 2002, en Holguín, entre una oleada de peñas deportivas, una llevaba su nombre.

Hoy existe en Cuba una gran polémica sobre si Willy fue mejor o no que Germán Mesa, catalogado por la mayoría como el torpedero más espectacular de las Series Nacionales. En realidad, resulta muy injusto porque jugaron en dos niveles diferentes y en épocas distintas. Los criterios son divididos, aunque el porciento de los que vivieron las dos etapas favorece al oriental.

De igual manera los dos fueron formidables, y en el caso de Willy, pudo demostrar su defensa mágica en todos los niveles del béisbol, incluido el supremo. Sus fildeos, aunque sin una memoria fílmica relevante, se mantendrán como uno de los recuerdos más populares del béisbol cubano en los años cincuenta, y también de toda su historia.

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