Momentos legendarios: El ponche que no fue out, Yankees vs Dodgers

Por Daniel de Malas / danieldemalas@swingcompleto.com

Todos en algún momento hemos tenido un mal día, uno de esos que deseamos fervientemente que no existieran, donde, si pudiéramos, desapareceríamos bajo la tierra y no saldríamos hasta el arribo de nuestro perdón, como el día de aquel movimiento brusco que causo la destrucción del jarrón más preciado de nuestra suegra, o la luz roja que nos llevamos y el policía incorruptible decidió retirarnos la licencia. Pero en los grandes escenarios la trascendencia de nuestros errores se hace más fuerte, más publica, más criticable y más duradera, siempre recordaremos aquella cantante que olvido la letra en pleno espectáculo y fingió un salvador desmayo, o al héroe de la Italia del mundial de fútbol del 94 convertido en villano al fallar horriblemente el ultimo penalti de ese torneo. Días comunes hasta que un simple desliz nos hace odiarnos por haber estado allí, es este el caso Mickey Owen, cátcher de los Dodgers de Brooklyn en la serie mundial de 1941, que tuvo uno de estos días, que lo inmortalizo para siempre.

Fue Mickey Owen un buen cátcher, con 15 años de carrera en las Grandes Ligas, sin mucho poder, con un bateo regular, mucha disposición y talento para recibir bolas detrás del home. Corría el otoño del 41 y atrás quedaba una temporada inolvidable, los Yankees ascendieron desde la cuarta posición a la primera guiados por su estrella Joe DiMaggio y sus 56 juegos consecutivos bateando de hit; Ted Williams tenía 399.95 de promedio el último día del campeonato con el que terminaría con un 400 cerrado pero escogió jugar, bateo de 8-6 con dos jonrones en el doble juego elevando a 406 su average, siendo el ultimo que ha logrado sobrepasar la esquiva marca hasta la fecha; mientras por la Liga Nacional, Brooklyn, que tenía un equipo agresivo este año, gano convincentemente y seria el rival de los Yankees en la serie mundial.

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Así las cosas y los Dodgers llegan con déficit de 2 victorias sobre 1 al cuarto juego cuando de alguna manera se las ingenian para colocarse a solo un out de igualar la serie. Tommy Henrich al bate es la última esperanza neoyorquina, el pitcher Hugh Casey le lanza, en el conteo máximo, lo que más tarde Henrich definiría como la curva más alocada que haya visto, Tommy hace swing y falla, tercer out, se empata a dos juegos por bando y a empezar de nuevo.

Pero el destino decidió eliminar todo la pericia de Owen justo ahora y el strike que supuestamente terminaba el partido se le escapó de las manos como pastilla de jabón, Henrich llego quieto a primera y comenzó la desgracia a tejer su red sobre Brooklyn.

Los Dodgers suspiraron sembrando sus esperanzas en Casey, que esa temporada tenia record de 14-11 con 7 salvados, y ahora se enfrentaba a DiMaggio con un hit y una base en cuatro visitas al plato; primer lanzamiento línea al izquierdo del Yankee Clipper, trayendo a batear a “King Kong” Keller, este rápidamente se puso en conteo de dos buenas y ninguna mala, nuevamente Brooklyn necesitaba un último strike para emparejar las acciones, mas no quiso Charlie Keller y disparo un doblete ordenando silencio al Ebbetts Field y poniendo a los neoyorquinos encima en el marcador, que continuo abultándose hasta el definitivo 7-4.

La siguiente tarde los Yankees marcaron dos en el segundo y una en el quinto para vencer fácilmente 3-1 a unos Dodgers que nunca se recuperaron del fatídico passball de Owen y que no ganarían una serie mundial hasta 1955, donde gracias a Johnny Podres con 2-0 y 1.00 de carreras limpias desde el box y la estupenda atrapada del cubano Edmundo “Sandy” Amorós en el último juego no continuaron las desdichas de Brooklyn.

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Mickey Owen se retiró en el 54 jugando esta última temporada con los Medias Rojas de Boston, su average de por vida es un modesto 255 y solo conecto 14 jonrones en la gran carpa, defensivamente tuvo un promedio de 981 en 1175 juegos como catcher y 5 como infielder. Mas quiso la suerte jugarle una mala pasada a Owen en el clásico del 41, su única serie mundial, cuando le marco la señal de curva a Casey.

El apagafuegos de los Dodgers de hecho tenía dos tipos de curva, una de gran arco y otra de rápido rompimiento, Casey tiro la primera de estas, que burlo tanto a Henrich como a Owen quien más tarde diría “Fue una curva tan buena como cualquiera tirada por Casey, yo debía haberla cogido”.

Mickey conectó largo batazo de cuatro esquinas, como emergente en el octavo inning, con la única carrera de la Liga Nacional, que perdió 3-1, en el juego de las estrellas de 1942 pero ni esto ni el record que comparte de capturar 3 flies de foul en un mismo inning han hecho olvidar la desastrosa novena entrada que tuvo a Owen como villano. Ron Fimrite concluye el prólogo de su libro “Series Mundiales” de 1995 diciendo “han pasado infinidades de hechos durante todos estos años, pero el problema es que aun siento pena por Mickey Owen”.

Coincidimos Ron.

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